A pesar de llevar una vida saludable, dedicada plenamente al ejercicio y una alimentación a prueba de subidas de peso indeseadas, la Reina Letizia no escapa de ciertas dolencias propias de la cincuentena. Es ley de vida, no podemos controlarlo todo y algún problema físico debe surgir. El diario 'El País' puso la guinda de su pastel de cumpleaños con un lapidario reportaje en el que reveló dos de los padecimientos que acompañaron a la Monarca en silencio hasta ahora: miopía y metatarsalgia crónica. Una afección causada por el uso constante de calzados altos que afecta al hueso conector entre los dedos del pie, dado que todo el peso de su cuerpo se inclina hacia esa área.

De allí que hasta la fecha presente, los pies de la Soberana son foco de atención para medios como "El Nacional" de Cataluña, que no le pierden pisada en el sentido más literal del término. En su más reciente publicación, el rotativo rescató a través de algunas imágenes la premisa de que la Reina Letizia desoye a la opinión médica que le ha advertido sobre el riesgo de usar tacones tan altos con tanta frecuencia y recurre nuevamente a ellos. "Le recomiendan que no abuse de los zapatos de tacón pero ella, obsesionada a estilizar la figura y parecer más alta, lo ha vuelto a hacer. Tiene todo el pie forzado, en una postura anti-natural, enfilado exactamente 10 centímetros, y todos los metatarsales marcadísimos, como palos de las orejas. Hace daño al verlo, un pie tan tensionado durante todo el acto oficial".

Recordemos, además, aquel artículo que tanto estupor causó a mediados de septiembre y que, sin duda, pusieron evidencia uno de los secretos mejor escondidos de la Reina Letizia. "Camina erguida y con la barbilla alta (quizá más como la antigua bailarina clásica de su niñez asturiana que con la supuesta prosopopeya de la realeza), determinada y braceando ligeramente, aunque sufre continuos dolores en un pie por una metatarsalgia crónica, resultado del uso excesivo de zapatos de tacón, que aborrece".

Camina erguida y con la barbilla alta (quizá más como la antigua bailarina clásica de su niñez asturiana que con la supuesta prosopopeya de la realeza).

La otra afección que aqueja a Letizia

Pero desde mucho antes que saliera esta publicación, el controversial diario catalán ya dedicaba algunas líneas con respecto al pisar de la Soberana, retratando a detalle la aparición de moretones y marcas en tobillos y empeine, quizás provocados por algún calzado con hebillas en actividades no difundidas por Casa Real.

Su otra afección, la miopía, sí que ha pasado por debajo de la mesa, pero a juzgar por el medio señalado, se habría agudizado por su marcada fijación de aparentar ser más joven. Es por ello que señala, nunca se verá a la Reina Letizia utilizar gafas, aunque realmente las necesite y afirman que los textos que debe leer siempre son a letra mayúscula para poder leer con facilidad. Siendo así, es posible que su ánimo por parecer perfecta frente a cámaras le haga olvidar un aspecto importante, el de cuidarse, no para mantenerse físicamente envidiable, sino plenamente saludable.