El trato que da la Infanta Cristina a Iñaki Urdangarin cuando la prensa se va y cree que nadie la ve

Los procesos de divorcio pueden resultar verdaderamente amargos para quienes lo atraviesan, sin contar con el dolor que acarrea la ruptura de la dinámica familiar, sobre todo si hay hijos involucrados. Para la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin no fue precisamente distinto, y aunque es posible creer que durante los primeros meses del año atravesaron por sus días más oscuros, a la luz del presente la cosa parece distinta. Al menos fue lo que varios testigos evidenciaron en su último encuentro, la despedida de su gran amigo, Eduardo Roldán en Jaca, donde por cierto también asistió la Infanta Elena

La reveladora coincidencia ocurrió en esta ocasión a plena luz del día y ante la vista de la prensa este pasado domingo, pero no quedó limitada al recinto en el que reposaban los restos de Roldán. Según lo ha expuesto un testigo presencial a la revista Semana, la expareja salió del velatorio y se dirigió a un restaurante aledaño a tomar algo. "Llegaron sobre las 6 y media al local. Tomaron cerveza y Coca-Cola en la barra, no se sentaron en ningún momento". ¿Tensos? ¿Distantes? ¿Nerviosos? ¡Ni rastro de todo aquello!

Como fue de esperarse, la llegada de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin no dejó indiferente a los comensales de aquel lugar y de inmediato todas las miradas se concentraron en analizar sus movimientos y gestos, por al menos el par de horas que estuvieron allí, y por cierto en compañía de otras personas, incluida la Infanta Elena.

Según lo observado por este informante, en todo momento la exduquesa de Palma y el exatleta parecieron interesados por dejar sentado su buen comportamiento ante las personas que los rodeaban. Tanto la Infanta Crsitina como su exesposo mantuvieron la cordialidad y buenas formas entre ellos, y aunque pudiera creerse que actuaban de forma forzada, el testigo afirmó al medio antes señalado que lo hacían con naturalidad mientras alternaban con otros conocidos.

A pesar de todo lo acontecido entre Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina, todo anuncia calma en medio de meses de continuas tempestades. Quizás haya entre ellos alguna que otra opinión discordante, pero se evidencia que tanto frente a cámaras como detrás, no hay enemistad a la vista, cuestión que beneficia a todas las partes. No hay tensiones innecesarias ni mayor incomodidad para quienes los rodean, inicialmente sus hijos quienes han sufrido la peor parte de esta separación. Solo falta ver si el proceso de la firma de divorcio se mantiene en estos mismos términos casi ideales.