Para entender las intenciones y motivos de las familias reales como la nuestra (y el resto de las casas europeas), hay que tener en cuenta las siguientes máximas: 1. Cuando callan, lo que sospechamos es completamente cierto, 2. Cuando se refieren a un hecho, hay que ver muy bien con lupa y 3. Cuando se salen de la línea acostumbrada, es porque, como los gatos, intentan tapar huecos propios o de otros. En esta última es donde la veterana Pilar Eyre ubica las acciones del Rey Felipe y la Reina Letizia de los últimos meses.

¿Cuál sería el motivo y por qué? Pues no hay muchas vueltas que dar cuando el Rey Juan Carlos ha sido por mucho la causa de todos sus quebraderos de cabeza, especialmente después de su corto paso por Sanxenxo. La fórmula para intentar distraer la atención de todo aquello fue sencilla: hacer de su viaje a Palma de Mallorca el nuevo tema del verano con la Reina Letizia como pieza fundamental para lograr este objetivo. De allí que este periplo a la balear haya sido tan "particular" e inédito como ningún otro.

Marivent se convirtió en un lugar de recepción para las autoridades baleares, las reinas se vuelven las más cercanas y protagonizan la más estelar de las noches y la Monarca se atreve con minifaldas y pantalones cortos. No se escatimó en esfuerzos con tal de elevar al máximo la atención de la prensa y la opinión pública.

La Reina Letizia es el presente de la Corona

Para nadie es un secreto que la Reina Letizia es el mayor activo del que puede tirar Casa Real en caso de emergencia y en esto coincide Pilar Eyre. Ni siquiera Leonor y Sofía, tan bonitas y bien educadas, logran acaparar atención como sí sucede con la madre, son el futuro pero no el presente y justamente el presente es el que está un tanto torcido debido a los tejemanejes del abuelo y, por supuesto, para que el porvenir sonría a las niñas, el hoy debe asegurarse de que el pasado se mantenga a raya, sea en Abu Dabi, Suiza o en cualquier parte, menos en España.

¡La treta sí que ha resultado! Nos cuenta la mediática que al menos este verano ha podido contabilizar 50 portadas sobre la Reina Letizia en minifaldas, bronceada, tonificada, con maquillaje, sin él, con alpargatas de todos los estilos y formas. Tanta planificación sobre actividades, planes familiares, seguridad, itinerarios a cumplir sí o sí, pruebas y elección de atuendos para ella y su familia, entre otros temas, debieron haberla extenuado. ¿Merecidas vacaciones? ¡Muy merecidas por cierto! Después de todo, mantener al Rey Juan Carlos es, como mínimo, otro trabajo de tiempo completo y, por esta ocasión, la Soberana ha ganado la partida.