Los coleccionistas se pasan los días buscando monedas especiales y difíciles de conseguir. En ese lote, repleto de curiosidades, hay muchas monedas acuñadas en España, que se cotizan a precios tan altos que te sorprenderías, como es el caso de las monedas de 5 céntimos de pesetas de 1869, conocidas en la numismática como “Perra chica” y que en algunos sitios de comercialización de monedas alcanzó una cotización de 900 euros.

Es sabido que debido a su gran variedad, las monedas españolas son las segundas más buscadas del mundo, ya que tienen un valor histórico y fueron acuñadas en materiales, muchas veces preciosos.

En el caso de las pesetas, que estuvieron en circulación por más de 130 años, los modelos y variables son tantas, que no alcanzaría ni siquiera un libro para poder enumerarlas a todas.

¿Por qué la moneda de 5 céntimos de 1869 es conocida como “Perra chica”?

La moneda de 5 céntimos de peseta de 1869 ha ganado popularidad debido a su escasez y, sobre todo, por su particular diseño, que durante su circulación ha generado controversias entre sus usuarios, que la bautizaron como “Perra chica”.

Esto se debe a que muchas personas confundían la figura del león, impresa en uno de sus lados, con la de una “Perra chica”, debido a su escaso tamaño.

Fue así que el nombre de fantasía terminó por llevarse por delante el de 5 céntimos de peseta, para comenzar a difundirse bajo su nueva denominación, que se sostiene hasta hoy debido a los amantes de la numismática, que la buscan por todo el mundo.

Al ser una moneda que tiene ya 153 años, es muy difícil de conseguir y mucho más en un muy buen estado de conservación, uno de los requisitos excluyentes a la hora de obtener una tasación valiosa en el mercado de los coleccionistas.

Es así como, en el caso de que tengas monedas antiguas en tu casa y te persiga el afán de comercializarlas, lo primero que deberás tener en cuenta es cuán bien, o mal, luce tu pieza de colección.

Para lograr una mejor conservación de tus monedas, lo que debes hacer es limpiarlas con agua destilada o con un poco de zumo de limón, aunque debes tener mucho cuidado de no estropear el material con el que fueron fabricadas.

También debes tomar los recaudos necesarios para conseguir una buena conservación de las piezas, por lo que siempre se recomienda elegir espacios libres de humedad y lo más secos posible.