Los 60

La historia del tórrido amor entre Joan Manuel Serrat y la musa que se le escapó al mar

Antes de sentar cabeza con Candela Tiffón, el alma libre del Nano se enamoró profundamente de una mujer, igual de famosa que él, pero sin ganas de seguir sosteniendo su sonrisa frente a cámara.
sábado, 15 de mayo de 2021 · 02:15

Joan Manuel Serrat no puede quejarse de falta de musas. El cantante ha tenido a lo largo de su trayectoria, amores de ensueño, dignos de cualquier poema y canción que se le prestasen a su mente. Artesano de la palabra, el Nano siempre tuvo el don de reflejar los más profundos sentimientos en sus letras, dejándose llevar por el amor de Candela Tiffón durante gran parte de su vida e inspirado también por aquellas historias que sucedieron como ráfagas antes de sus 34 años

Joan Manuel Serrat y Candela Tiffón llevan juntos 44 años de casados.

Uno de ellos, resultó caer en un momento dulce de su vida y al mismo tiempo, agitado. Para ella, significaría lo mismo y ambos, terminarían encontrando en un pisito cercano al Camp Nou, en Barcelona, su fugaz nido de amor. Marisol fue la niña prodigio de España durante décadas, cautivando a miles, con su capacidad inigualable para el flamenco y su sórdida historia de vida y humildad, enganchando aún más a sus ojos azules, al cantante catalán. 

Para 1969, el ritmo de vida de la artista era tal (su trabajo en películas y shows llevaba una rutina imposible de seguir), que sus ganas de abandonarlo todo eran desbordantes. Ya en su juventud, una úlcera en el estómago provocada por el estrés, le habían valido el odio hacia el mundo del espectáculo y para fines de la década del 60, su matrimonio prácticamente arreglado con el hijo de su mánager, Carlos Goyanes, fue la gota que rebalsó el vaso

Tras su romance con Sandra Domenech, el cantante estuvo con Marisol.

Con 21 años, y casada con un hombre que no amaba, en la vida de Marisol (o Pepa Flores para muchos otros) apareció Joan Manuel Serrat. Por su lado, el cantautor venía de su éxito rotundo con “Penélope”, su voz era escuchada en Latinoamérica y su disco “Dedicado a Antonio Machado, poeta” comenzaba a cranearse en su cabeza. Quienes los conocieron, supieron que su amor fue breve pero pasional y el mismo Carlos Goyanes llegó a confesar, que, al año de estar casado con la actriz, esta le dijo rotundamente, que estaba enamorada del mediterráneo

Durante los meses que duró el romance entre ambos, el nido de amor fue un pisito cercano al estadio del Barcelona. Las leyendas cuentan que esto se debía a la conjunción de ambas pasiones por parte de Joan Manuel Serrat: su amor por Pepa Flores y su fanatismo azulgrana. Sin embargo, no todo lo que brilla es oro y mientras el ascenso a la fama del Nano iba viento en popa, el de Marisol comenzaba a agotarse debido a su desgano frente al mundo del espectáculo

Marisol y Antonio Gades en una fotografía de archivo.

La malagueña había tenido una ajetreada vida para tan pocos años y su decisión terminó siendo rotunda. En 1972, sin Joan Manuel Serrat en mente, se terminó por separar de Carlos Goyanes para vivir luego su verdadera historia de amor con Antonio Gades. Con el bailarín estuvo hasta 1986 y fue con él que terminó de alejarse por completo, del mundo de las cámaras. Eso sí, no sin antes llegar a cantar, en homenaje a aquel amor de juventud, “Tu nombre me sabe a hierba”. Hoy en día, Marisol vive recluida en su casa de campo de Málaga cerca del mar, sin mediar palabra con la prensa y renegando por completo de aquel mundo que no hizo más que enfermarla pero a su vez la convirtió, en musa del legendario cantante. 

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