El "efecto Tamara Falcó" la hace un fenómeno que va más allá de la realeza

Hay algo sobre Tamara Falcó que no sabemos qué es y créanme cuando les digo que hay quienes intentan descifrarlo. Ella tiene un "yo no se qué" fascinante. De la noche a la mañana está en todas partes y la gente no parece cansarse.

La socialité es todo un fenómeno que por increíble que sea, no desagrada a nadie. No existe el primer grupo en redes sociales dedicado a desacreditarla, y es precisamente en estas plazas públicas de la información, donde a nadie le molesta su brillo.

No existe algo más molesto para muchos que el éxito de una mujer hermosa, porque no quererla resulta más fácil y Tamara tiene las condiciones que podrían enardecer a cualquiera: es bella, viene de una familia poderosa y ha sido en esta vida todo lo que ha querido.

Diseñadora, imagen de productos, colaboradora de televisión, ganadora de "MasterChef Celebrity", una novia feliz, nuevamente tía, su madre es la inigualable Isabel Preysler, su padre fue un acaudalado Marqués y su padrastro, un gran escritor latinoamericano.

¿Por qué no podemos no amarla? por muchísimo menos que eso, hemos crucificado a otras personalidades al más mínimo traspiés, pero sentimos que a la Marquesa de Griñón podemos perdonarle todo. 

El diario "El País" también abordó el tema y atribuye el éxito de la mediática a una mixtura equilibrada entre "aristocracia y meritocracia": en castellano simple, se ganó su puesto porque no se reniega a sí misma ni se disculpa por nacer en cuna de oro.

Pero tampoco lo restriega, ni siquiera hay necesidad de tratarla como "Ilustrísima", dada su nueva condición de noble. Sus privilegios no ofenden a nadie y adornado aquello con su refrescante simpatía y dulzura no se necesita más.

Sin embargo, sigue en el camino de foguearse para continuar mejorando en su paso por los medios. No se lo toma por sentado y esas son las claves de Tamara: sencillez, educación y sinceridad. Atesora cada minuto y lo sabrá aprovechar al máximo.