Iñaki Urdangarin: crónica de la caída y resurgimiento de "La Plaga de España"

¿Existe una peor sensación que no tener libertad? Todo depende del ángulo en que se mire. En el caso de Iñaki Urdangarin hay peores horrores y el miedo quizás en su caso, sobrepasó a la incertidumbre de saber cuándo volvería a ser un hombre libre.

A modo de relato y de la mano con "Vanitatis", contaremos lo que ha vivido la familia del exatleta, a modo de recapitular algunos hechos que marcaron a su familia durante estos 10 años entre su imputación y reclusión, a propósito de las nuevas mejoras en su causa.

Sin ánimos de defender lo indefendible -porque la justicia habló y le encontró culpable- se entiende la consternación ante el caso del exbalonmanista, pero la historia no contada viene desde cómo vivió su familia un caso tan extremadamente público.

Porque el impacto más fuerte lo sufre la mente. Dicen que la preparación de un deportista habilita a la psiquis a enfrentar retos de forma descomunal, pero no hay forma de prepararse para sufrir una doble condena: la judicial y la más dolorosa, la moral.

Ya Iñaki había sido sentenciado por un Pueblo en consternación. Casi se convirtió en la plaga aborrecida de España y el repudio no solo le tocó a él, sino que se trasladó hasta su esposa, la Infanta Cristina y sus 4 hijos, todos inocentes y menores de edad.

En un principio, todo se volvió insoportable e incluso peligroso. La Familia Real les cerraba las puertas y la seguridad de los niños era vital. Es allí cuando la esposa del exDuque decide poner tierra en medio y mudarse a Ginebra donde reside desde entonces.

Las aguas se han calmado desde su imputación en 2011 y ahora, en el 2021 parece haber luz a final del túnel. Con las nuevas medidas que aligeran su reclusión y las esperanzas renovadas, incluso se habla de un posible retorno de la hija del Rey a España.

Hoy sigue la lucha de Urdangarin por la libertad en conjunto con su equipo de abogados. Un cambio de grado "2" a grado "3" sería la semilibertad hasta cumplir su condena. Ese día tendrá que llegar, al de la libertad plena pero ¿cómo lo recibirá? ¿Quedó atrás el enojo? ¿Qué será de su futuro? Solo el tiempo lo dirá.