SIN RETORNO
La Reina Isabel execra a Harry y a Meghan Markle sin piedad por el Día del Armisticio
Para la Monarca "o se está afuera, o se está adentro".
Si alguien tiene dudas sobre el distanciamiento de la Familia Real Británica y los Duques de Sussex, Harry y Meghan Markle, la última celebración del Día del Armisticio fue el punto y final de la Reina Isabel para zanjar de una vez todo tema que tenga que ver con su nieto y su esposa.
El pasado mes de noviembre del 2020 fue el último desaire de la Monarca contra su nieto, particularmente hablando. Justo en ese acto tan importante para ella y por supuesto para la Familia Real, incluido el joven Príncipe. Así lo narró "Vanitatis".
En este sentido homenaje, el clan monárquico acostumbra a rendir tributo a los soldados caídos de la Commonwealth, que lucharon durante uno de los conflictos bélicos más recordados de la historia y por ello, la Reina no se toma las cosas a la ligera.
La pareja aristocrática tampoco y desde el Cementerio Nacional de Los Ángeles, California, decidieron enviar dos ofrendas florales sobre las tumbas de un efectivo australiano y un canadiense, que perdieron sus vidas en cumplimiento de su deber.
Pero en Londres, durante los actos protocolares, tanto medios como audiencia notaron la ausencia de algún tipo de representación ornamental por parte de Harry y Meghan. Enseguida, todos apuntaron hacia la única posible responsable. La Regente.
Esto no cayó bien a nadie, pero si algo tenemos claro sobre Isabel II, es que cuando no cede, no cede. En su opinión según "Daily Mail", la decisión de torpedear cualquier intento de su nieto y su esposa por figurar, no le tomó ni siquiera tres segundos.
Para la británica, no hay medias tintas. Solo la Familia Real puede aparecer en actos oficiales, así que vivir entre dos aguas no es una opción posible, o se está dentro de la Corona o se está afuera. ¿Y los títulos de Duques? por cierto, eso está "en evaluación".
Pese a todas las apariencias sobre el apoyo irrestricto de la Reina Isabel ante la resolución de Harry de hacer vida aparte, aun se siente el dolor. Ahora, es ella quien separa los mundos: todavía comparten la sangre, pero en su mundo él ya no pertenece y así de claro lo ha dejado.
