La partida del Duque de Edimburgo podría cambiar los vínculos de la Reina Isabel para siempre

El penoso fallecimiento del Duque de Edimburgo tiene consternado al pueblo británico desde su anunciamiento el pasado viernes. Esta noticia ha hecho mella en la Reina Isabel II, quien vive los días más difíciles de su vida ya que ha perdido al gran amor de su vida.

Él ha sido, sencillamente, mi principal fuerza y estabilidad en todos estos años.

En medio del duelo, la Reina Isabel II se encuentra en horas de pensamientos decisivos en lo que respecta al funeral de Felipe, el cual se celebrará el próximo sábado en la capilla de San Jorge del castillo de Windsor.

En condiciones normales, al funeral del Duque de Edimburgo podrían asistir alrededor de 800 personas, pero el contexto pandémico que toca atravesar ha modificado drásticamente las cosas. Las restricciones acordadas en Reino Unido en la actualidad impiden que se reúnan más de 30 allegados, lo que tiene un tanto complicada a la madre del Príncipe Carlos.

Según los cálculos iniciales, la suma de familiares directos llega a los 20 asistentes, por lo que las invitaciones se reducen a muy pocos lugares. Con alguna que otra baja ya confirmada, como la del Primer Ministro Boris Johnson, quien se justificó con el deseo de que algún familiar cercano sea quien ocupe su lugar en la triste despedida, la Reina Isabel habría encontrado la salvación en la concordia de los familiares, quienes entienden la complejidad del contexto y seguirán la despedida mediante una retransmisión en directo especial para los ausentes, según afirma el periódico "The Times".