Unas de cal, otras de arena: El Rey Felipe harto de Zarzuela y sus "ideas" para acercarlo al Pueblo

Son raras las ocasiones en las que el Rey Felipe protagoniza algún tipo de polémica, dado que por lo general son sus propios familiares, incluida la Reina Letizia, quienes lo salpican con algunos de sus desmanes, descuidos o rifirrafes captados para la televisión.

Pero en esta ocasión, el Monarca se encuentra en el ojo del huracán, sin la necesidad de que sus pares consanguíneos hayan movido un solo dedo para provocarlo: por sorprendente que parezca, la culpa la tiene "Zarzuela".

Según el portal "Bekia", la decisión de no exponer ningún tipo de fotografía que reflejará el momento en el que el rey Felipe fue vacunado no fue de tipo personal, sino que la orden fue emitida desde "Casa Real": ni antes ni durante ni después se permitió la presencia de fotógrafos oficiales, para que no exista ningún tipo de registro que refleje el momento

Las razones resultan desconocidas: pudo ser una movida estratégica para evitar aglomeraciones por parte de la prensa y de los curiosos ante la presencia del Rey Felipe en el "Wizink Center", quizás fue un intento para garantizar un poco de privacidad o sencillamente para no exponer al Soberano en el momento en que recibía el pinchazo. ¡Quién sabe! tal vez le tiene miedo a las agujas.

Obviamente esta disposición por parte del Palacio no cayó en gracia en muchos sectores de la ciudadanía, tomando en cuenta que a través de las redes sociales otros jefes de estado de varias casas reinantes europeas han accedido a dejarse fotografiar en un momento como este, con la esperanza de motivar a sus ciudadanos a participar en las diversas campañas de vacunación para hacer frente a la COVID-19. ¿Por qué el Rey Felipe no quiso formar parte de esta iniciativa?

Si consideraba esta campaña como acertada o no, tal vez nunca lo sabremos, dada la opacidad informativa con respecto a las opiniones del Rey Felipe en cuanto a ciertos temas. Lo que sí es cierto, es que nuevamente la Familia Real española queda rezagada estratégicamente para crear una mayor empatía con la sociedad a través de sencillos actos como este.

No obstante, los puntos que perdió el Rey Felipe ante la sociedad, los recuperó rápidamente: el pasado 2 de junio decidió dar un paseo por la Plaza de Oriente con el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, con quien mantiene una gran amistad de varios años. Cada ocasión en la que pueden reunirse es motivo de celebración: en esa tarde hubo un partido de fútbol amistoso, un par de cervezas, algunas selfies con los sorprendidos ciudadanos que se encontraban en las inmediaciones y nuevamente el Monarca recupera la simpatía de los contribuyentes.

Dicen que el Rey Felipe jamás podrá equipararse en personalidad y presencia como la que tuvo su antecesor y padre, el Rey Juan Carlos. Uno de los expertos que lo asegura con vehemencia es el cronista Jaime Peñafiel, quien se ha alzado en una cruda campaña contra el Soberano actual. Pero eso es periódico de ayer. Algunas circunstancias reivindican el carácter conciliador y estratégico del Rey Felipe, que resultan tan necesarios en este momento para dar solución a ciertas situaciones de Estado.

Que el Presidente Pedro Sánchez no desee utilizar la carta monárquica por ejemplo, para apaciguar el drama que se mantiene con Marruecos hasta la actualidad, ya es cosa suya. El Rey Felipe no tendrá una risa estruendosa, no será el alma de la fiesta en las reuniones familiares ni tendrá los comentarios más hilarantes, pero intenta rescatar lo que queda de una Institución vapuleada por el escándalo, para dar oportunidad al futuro y esto es lo que se le debe conceder.