ESCÁNDALO

La Princesa Leonor y sus pares "Royals": verdades y mentiras sobre sus asignaciones reales

La heredera siempre estuvo en el ojo del huracán, las demas Casas Reales podrían estar en peligro.
miércoles, 16 de junio de 2021 · 15:14

Desde que la Princesa Leonor recibió el máximo galardón del Toisón de Oro por parte de su padre el Rey Felipe el 31 de octubre de 2015, muchas especulaciones se levantaron con respecto a la posible asignación real que la primogénita de los reyes recibiría por concepto de representación a la Corona.

La Princesa Leonor aún debe esperar para recibir salario por concepto de representación.

No es la primera vez que herederos y otros miembros familiares de las casas reinantes europeas son objeto de rumores similares. En el caso de la Princesa Leonor, hasta ahora, se conoce que no percibe ningún tipo de ingreso por concepto de obligaciones reales, ahora que sus apariciones públicas se han vuelto más frecuentes, pero hay otros "royals" que afrontan sendas polémicas y justo por esta misma razón.

El caso de Amalia de Holanda, contemporánea de la Princesa Leonor, es el más reciente y de todos el que más repercusión mediática ha ocasionado, cuando en diciembre del 2020, se decretó que la heredera recibiría un ingreso anual de 1.6 millones de euros. Sin embargo y dada la crisis de popularidad que afronta la familia de la casa Orange-Nassau, la hija del Rey Guillermo anunció esta última semana que desistiría de recibir dicho pago, hasta entonces no cumpla con la mayoría de edad y ejerza de forma oficial y definitiva sus obligaciones reales.

La contemporánea holandesa de la Princesa Leonor renunció a su salario real para no comprometer aún más la popularidad de su familia.

Aunado a los casos anteriores, tenemos el caso de Isabel de Bélgica, primogénita de los Reyes Felipe y Matilde, quién muchos consideran un referente para la heredera española. Renunció a este derecho por ahora, pues se encuentra enfocada en su entrenamiento militar. Sin embargo, la región flamenca de este país es totalmente republicana y se ha levantado varias ocasiones contra la "Casa Real" luego de conocer sus ingresos que ascienden a unos 12 millones de euros anuales, sin contar los astronómicos salarios para miembros inactivos de la Corona que ascienden a 300 mil euros anuales de forma vitalicia.

La verdad es que de acuerdo a las políticas de cada reinado las asignaciones y salarios varían: tenemos el caso de Dinamarca, donde el Gobierno sí regula los sueldos que perciben el Jefe de Estado danés y sus familiares. El Príncipe Cristian de Dinamarca -a quien en algunos medios enlazaron en un futuro con la Princesa Leonor- comenzó sus labores de representación, pero aún no percibe ningún tipo de ingresos por ello. En cambio, sus padres, el Príncipe heredero, Federico de Dinamarca, y  su esposa, Mary Donaldson, perciben en conjunto 240 mil euros al mes.   

¿Podría la familia de la Princesa Leonor encontrar formas de ingresos sin comprometer al bolsillo de sus contribuyentes y en total transparencia?

Pero existen otros casos sorprendentes donde la ganancia de estas casas reales se manejan de forma mixta: por ejemplo, el Principado de Mónaco que rige el Príncipe Alberto y Charléne de Mónaco. Parte de lo que perciben proviene del Estado pero una segunda mitad es producto de inversiones privadas de la familia. De hecho, este sistema ha permitido a los Grimaldi amasar una fortuna de mil millones de euros. Otros casos menos conocidos pero igual de efectivos han sido los del de Luxemburgo, el principado de Leichtenstein e incluso al trono real de Suecia.

Tal vez sería un escenario que podrían contemplar los padres de la Princesa Leonor los Reyes Felipe y Letizia. Generar una serie de ingresos mixtos que permitan oxigenar al estado que actualmente es el ente público nacional que sostiene, a través de los impuestos, el funcionamiento de Zarzuela la manutención de las residencias reales y los salarios anuales de los monarcas actuales y la reina Sofía. Por supuesto, para ello debe establecerse un entramado jurídico que vaya acorde con la promesa de transparencia que el soberano pronunció en su discurso de proclamación cuando ascendió al trono.

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