Todo puede fallar: la Reina Letizia y un mal día en la visita del Presidente de Corea

Uno de los encuentros más esperados para este inicio de semana por el Rey Felipe y la Reina Letizia es la visita del Presidente de Corea Moon Jae-In y su esposa, la primera dama Kim Jung-sook, a España. Este encuentro bilateral sería el primero en 2 años desde 2019, fecha última en que la Zarzuela recibe a dignatarios de otros estados fuera de los límites de la región europea.

Con mucha expectativa, el Monarca y la Reina Letizia recibieron a la pareja presidencial en el Patio de Armas del Palacio Real, tal como se acostumbraba en los tiempos prepandémicos, hecho que particularmente la revista "Vanitatis" refiere como una señal de aparente normalidad en la reactivación de la agenda real con alcance internacional.

Así pues, se cumplió a cabalidad con el  protocolo para estos casos especiales: se llevó a cabo el prestante recibimiento oficial con honores, bajo las notas de los himnos oficiales de España y Corea, interpretados por la banda de música de la Guardia Real. Luego se procedió al lanzamiento de varias salvas para homenajear al presidente de Corea del Sur y su esposa, y luego proceder a pasar revista a las tropas.

Muy cordialmente, el Rey y la Reina Letizia procedieron a presentarles a los mandatarios foráneos a la delegación española que los acompañó en este recibimiento, gesto que fue secundado por los invitados, quienes también se hicieron acompañar de un reducido grupo de trabajo.

Desde un primer momento fue evidente la cercanía y cordialidad entre la Reina Letizia y la primera dama Kim Jung-sook luego de conocerse formalmente en el año 2019. A pesar de que los acompañaban dos traductores, hubo ocasiones en la que se las vio hablando fluidamente, por lo que se infiere que pudieron utilizar un idioma en común para comunicarse, qué posiblemente pudo ser el inglés.

Pero la rigidez protocolar no pudo evitar algunos hechos imprevistos: entre gestos y gestos, quedó en evidencia el característico lenguaje corporal que la Reina Letizia suele adoptar en estos encuentros, en los que a pesar de su característica tensión, intentaba a través del movimiento de sus manos aligerar un poco sus modos. Por su parte, su interlocutora se mostraba cordial pero mucho más reservada y contenida, aunque dirigió un pequeño guiño significativo al pueblo español por medio de la mascarilla que usaba, en la que se pudo apreciar un pequeño diseño de la bandera española.

Un factor de distracción con el que la Reina Letizia, además, tuvo que lidiar durante la jornada es el menos apreciado por todas las Reinas y Consortes cuando se encuentran en espacios abiertos: el viento hizo de las suyas con su cabello que en esta oportunidad decidió llevar suelto. Al menos, el paso del aire no decidió jugar con su falda, como sucedió en varias ocasiones con Kate Middleton, quién lamentablemente ha sufrido más de un inconveniente captado ante cámaras.

Además, el ojo experto de los especialistas en estilismo y moda pudieron detectar el secreto que permite a la Reina Letizia soportar tiempos prolongados en sus altos stilettos sin sentir el típico cansancio: ha remodelado el diseño original de muchos de sus salones favoritos, implantándoles una mini plataforma apenas perceptible, que le permite descansar la postura. Sólo la Monarca sabe cuántas horas de incomodidad ha tenido que soportar para no rebajar sus estilismos.

Sin otros contratiempos a qué hacer referencia, o que al menos pasaron de largo antes las escudriñadoras cámaras presentes, comenzó oficialmente la visita del presidente surcoreano y su esposa. Para esta noche, se celebra una cena de gala en honor a los invitados, que crea mucha expectativa pues se espera que la Reina Letizia como anfitriona logré deslumbrarnos a todos con el atuendo que escogerá para la ocasión.