Ana María Aldón confirma por fin lo que muchos suponían sobre su convivencia con José Ortega Cano

La guerra fría se declaró. Ana María Aldón y José Ortega Cano ni se miran. La casa de Costa Ballena parece un glacial. Volvieron a coincidir en este lugar porque es el punto neutro en común con su pequeño hijo. La colaboradora reapareció en “Ya es verano” y confesó intimidades como si no lo fueran.

“Hacemos una vida cordial. No he hablado con él, no sé qué está haciendo. No comemos juntos, uno sube, otro baja. No dormimos juntos, hacemos nuestra vida como mejor podemos llevarla. No voy a maquillar algo que es así”, dijo la diseñadora.

No dormimos juntos, hacemos nuestra vida como mejor podemos llevarla.

Ella dio a entender que ha dado el 100% en la relación y su mayor miedo es regresar a Madrid cuando inicie el curso escolar. “Lo que ocupa mi cabeza es el hecho de dejar Cádiz y venir aquí, pensar en recoger todo, dejar a mi familia, a mi hija, a mi madre y mis hermanos. Tengo miedo de derrumbarme y no sentir el apoyo de los míos, tengo miedo a lo que pueda venir”.

Tengo miedo de derrumbarme y no sentir el apoyo de los míos.

Mientras la diseñadora sigue con el cerco mediático en Telecinco, José Ortega Cano fichó para Antena 3, la competencia. Este giro en su vida implicaría una nueva tangente a la ya degastada relación matrimonial. Aunque no se trata de temas rosas si no del mundo taurino, esto significaría un respiro para el diestro después de tanto vapuleo.

Otro momento clave de la intervención de Ana María Aldón en "Ya es verano" fue sobre el cónclave que tuvieron los hermanos de su aún marido. Ella está cansada de que Conchi se entrometa en la relación y de sus reproches a lo largo de estos años. “Nunca he dicho que ella sea mala. A la gente que llama a mi trabajo para decir barbaridades no le cojo el teléfono. He pasado el segundo peor verano de mi vida y no he tenido la llamada de nadie. No tengo culpa de que lleve cuatro años que no va a casa de su hermano, ella puede ir cuando quiera”, señaló la diseñadora.

Un padre entregado

En 1998, José Ortega Cano decidió decir adiós a los cosos. La despedida solo le duró dos temporadas. En ese tiempo se dedicó, exceptuando alguna feria ocasional, a sus hijos adoptivos: José Fernando y Gloria Camila, dos niños colombianos huérfanos de padre y madre a los que el diestro y Rocío Jurado adoptaron en 1999.