José Ortega Cano da el carpetazo que lo aleja definitivamente de Ana María Aldón

José Ortega Cano (69 años) botó la casa por la ventana por amor a su hijo más pequeño, fruto de su matrimonio con Ana María Aldón (45 años), el motivo es más que suficiente, aunque también abra la ventana del pasado, puesto que sería la primera vez que organiza una fecha tan especial sin la ayuda de su ex esposa. 

Abrazado a sus dos hijos, el torero desfiló por las calles de San Sebastián de los Reyes desbordado de felicidad ante la posibilidad de regalarle a su pequeño el detalle que se merecía por su nuevo aniversario, una fecha que antes era motivo de postales familiares y en la que desde este año, Ana María Aldón no está más invitada. José Ortega Cano no se limitó en gastos, mientras que su ex ni rastros dejó en sus redes sociales. 

Lo más curioso del festejo es que a la cita asistieron familiares como Rosa Benito y Rosario Mohedano que no son tan directas, pero que se han convertido, junto a Gloria Camila, en los apoyos más incondicionales para el torero, desde que la noticia de su divorcio se hiciera oficial. 

Gracias a Gloria Camila se pudo ver parte del local escogido por el torero para la celebración de los 10 años de su único hijo biológico. Piscina americana, karaoke, pintacaras, globos y muchos snacks fueron parte del pack que se le ofreció a todos los invitados, destacando los amigos del colegio del chico. 

El medio "Lecturas" hizo un cálculo en el que por cada asistente, José Ortega Cano se gastó unos 300 euros, sin contar los aperitivos y comida comprada en el momento, en el café interno del local de diversiones. Nada por lo cual preocuparse en una fecha tan especial para el padre orgulloso. 

Mientras las redes se llenaban de fotos del festejo, el silencio de Ana María Aldón desvelaba que para ella no había ningún plan a la vista, más que seguir con sus compromisos en la televisión. 

Primera de muchas

Ahora que Ana María y el torero formalizaron su separación no hay excusas para mantener la fachada de "Familia feliz" con nadie, ni siquiera con su hijo, quien también tendrá que acostumbrarse a celebrar doble, cada que vez que llegue un nuevo aniversario.