INCREÍBLE
Los complejos que persiguen a Camilla Parker Bowles hasta hoy, cortesía de la icónica Diana de Gales
La Princesa logró marcarla de por vida.
Camilla Parker Bowles no podría estar en su peor momento: suficiente habría sido pasar a la historia como la "mistress" del príncipe Carlos y la némesis sentimental de Diana de Gales, sino que años después el pasado vuelve a perseguirla.
No debe ser fácil permanecer bajo la sombra de Lady Di, a tantos años de su desaparición física y por si esto no fuera suficiente, que una controversial serie de la plataforma "Netflix", derrumbe la poca popularidad que intentó ganar a pulso durante estos últimos años.
Pero así se escribe esta historia que alguna vez la "Princesa del Pueblo" definió como "un matrimonio de tres" en aquella famosa "entrevista del siglo", que provocó la decisión irrevocable de una indignada Isabel II a dar por acabado el fallido matrimonio.
Es que hoy, cuando la historia del triángulo amoroso más accidentado y mediático vuelve a la palestra, muchos no pueden entender qué singularidad especial tendría la Duquesa de Cornualles para desplazar del corazón de Charles a una Diana extraordinaria.
Pero ahora, salen algunos hechos a la luz y con detalles que el portal "MDZ" expone a la vista de todos: cómo definía la Princesa a Camilla, palabra por palabra y bajo los peores términos. Esta sería su declaración más sincera recogida por la revista "Elle".
Diana la calificaba como fea, vieja y gorda. No podía soportar las uñas de Camilla, dañadas por la equitación y ennegrecidas por la jardinería, o por su cabello, que consideraba grasiento y mal cortado.
Un verdadero "Touché" por lo bajo que debió llegar a los oidos de la esposa actual del Príncipe Charles, y que sin duda debió tambalearla, porque ahora, su estilismo es muy diferente al de aquellos tormentosos años donde deslucía al lado de Lady Di.
La transformación fue más que evidente en su estilismo con un apropiado color de cabello, pero el mayor galardón se lo lleva su maquillador, quien logró iluminar milagrosamente su tez, desgastada por su hábito de fumadora. Todo un regalo para la vista.
