INSÓLITO

La extraña orden de la Reina Isabel: "enciérrenlo y si algo me ocurre, que lo mismo sea con él"

Para la Monarca, no hay otra forma de garantizar su propia seguridad.
domingo, 16 de mayo de 2021 · 13:15

Hay costumbres monárquicas que no dejan de sorprendernos, y muchas de ellas tienen origen en la Familia Real británica, considerando que se trata de una de las Casas Reinantes más antiguas de Europa aún en funcionamiento. Lo increíble de todo esto es que no se limitan a reposar en los libros de historia, sino que la Reina Isabel las mantiene en vigencia.

Una de estas tiene que ver con una marcada tradición que, año tras año, se lleva a cabo para garantizar la seguridad de la Monarca: en su visita al Palacio de Westminster para dar inicio a la apertura del año parlamentario, un diputado es secuestrado por orden de la Reina Isabel.

La última apertura del año parlamentario en el que participa la Reina Isabel después de su período de luto.

¿Cómo es posible que la Matriarca de la Nación realice semejante acto innoble? Pues en el año 1629, era una costumbre que no carecía de sentido. De hecho, era la única constancia de que tanto el Monarca, -o en este caso, la Reina Isabel- como el parlamentario retenido, no sufrieran daño alguno antes, durante y después del acto protocolar. Este año, el "afortunado", fue el diputado Marcus Jones.

Este particular acto como parte del protocolo se define de la siguiente forma: si algo llega a ocurrirle a la Reina Isabel, el rehén tendrá exactamente la misma suerte, así que la tradición se mantiene para "tranquilidad" de la Monarca ante posibles asonadas de atentado.

El diputado Marcus Jones, fue el "honrado" este año, para ser tomado como "rehén" por la Reina Isabel.

¿Qué hecho histórico propició esta particular situación? Para entenderla, habría que remontarse al año 1629, cuando el antecesor de la Reina Isabel, Carlos I, decidió cerrar el Parlamento por 11 años debido a los comunes desacuerdos que existían entre la Monarquía y el Legislativo.

Luego de este periodo "tiránico", los diputados lograron acceder al hemiciclo, pero el Rey intentó arrestar a 5 legisladores. Tras el fracaso de su plan, después de la Guerra Civil, fue ejecutado en Whitehall bajo el cargo de traición al país.

La Reina Isabel no deroga esta costumbre por razones que solo ella conoce.

En la actualidad, se trata de un mero acto simbólico pero que se mantiene bajo motivos que solo la Reina Isabel contempla para sí: podría ser su forma de prevalecer la historicidad de su estirpe o como una forma efectiva de prevención. Si ella así lo dispusiera, podría abolir esa vieja regla cuando quisiera, pero por alguna razón sigue en plena vigencia.

Hasta donde la evidencia claramente nos demuestra, la Reina Isabel sigue intacta y, hasta ahora, ningún diputado ha salido herido durante estos simulacros.

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